El Cristina y su lancha auxiliar (Imagen: Wikipedia/Commons)
Muchas personas en nuestro país piensan que ser propietario (armador) de un barco y navegar está solo reservado a los multimillonarios porque la imagen popular tradicional es tener un lujoso crucero como el de Onásis (ver foto) u otro magnate similar y nada queda más lejos de la realidad.
Típica conversación:
-¿Tienes barco?
- Si, un velero.
-Yo es que no tengo "tanto" dinero para poder comprarme uno.
En muchos casos un automóvil actual puede triplicar el coste de un velero de iniciación.
En fin, es cuestión de prioridades, afición y no de disponibilidad económica.
Para tener un barco lo primero que hay que hacer es saber si realmente nos gusta salir a la mar a navegar, si nos mareamos o no y si a la familia le agrada. Lo más aconsejable es hacer unas salidas previas alquilando un velero o saliendo con algún amigo.
Una vez tengamos claro que nos gusta, que queremos seguir navegando y que deseamos tener un barco propio, dependiendo del número de personas a embarcar, del presupuesto de que disponemos y de las posibles navegaciones que vamos a emprender, empezaremos a considerar nuestra elección.
Para iniciarse, un velero de 7 u 8 metros nos puede dar muchas satisfacciones, es manejable y más barato de mantener (mantenimiento y amarre menor). No conozco personalmente los transportables pero sus ventajas son que se pueden botar y varar desde un remolque, permite llevar por carretera nuestro balandro hasta la zona que nos interese navegar para después, una vez acabadas las vacaciones o el fin de semana, guardarlo en un jardín o terreno y ahorrar el alquiler de la plaza de amarre.
La capacidad en esta eslora suele ser de 4 a 5 tripulantes en buena armonía, 4 para ir más cómodos en una permanencia a bordo/navegación más larga.
Hemos de hacer un recuento previo de lo que nos costará el mantenimiento del velero anualmente, el seguro obligatorio y el amarre para saber que coste económico tendrá para nuestro bolsillo este nuevo hobby o forma de vida.
Para buscar barcos hay que mirar en los diversos portales de compra-venta en la Internet, en los anuncios de los clubes náuticos y marinas, recorriendo pantalanes y mirando la prensa náutica (la escasa que de momento está sobreviviendo a la crisis).
Una vez encontrado el barco de nuestros sueños o al alcance nuestras posibilidades, hay que mirarlo detenidamente por los cuatro costados, con la ayuda de un perito o informándose muy bien de que puntos hemos de verificar para no tener sorpresas posteriores a la compra. Hay que sacar el barco fuera del agua para ver la obra viva, la obra muerta y también hacer una salida a la mar para ver su comportamiento, cómo pintan las velas, funcionamiento de la maniobra en general, estado del motor, etc.
Una vez encontrado el barco de nuestros sueños o al alcance nuestras posibilidades, hay que mirarlo detenidamente por los cuatro costados, con la ayuda de un perito o informándose muy bien de que puntos hemos de verificar para no tener sorpresas posteriores a la compra. Hay que sacar el barco fuera del agua para ver la obra viva, la obra muerta y también hacer una salida a la mar para ver su comportamiento, cómo pintan las velas, funcionamiento de la maniobra en general, estado del motor, etc.
Si nos gusta y estamos convencidos, realizaremos la compra, verificando la documentación del barco y haciendo el cambio de titularidad en capitanía una vez abonados los impuestos de la transacción.
Para la primera salida, y para todas las demás, aconsejo mirar el parte meteorológico y empezar nuestra andadura marítima un día de vientos suaves, maniobrar a la salida y entrada del amarre a poca velocidad y ser prudente en las maniobras con las velas.
¡Buena proa y felices navegaciones!
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