En peligro de extinción

 

Cayo de Agua

 

 

Navegar en las aguas de los Roques, un conjunto de cayos de arena y coral situados al norte de Venezuela es uno de los placeres que ofrece un periplo por el sur del mar Caribe. 

Las aguas que rodean las pequeñas islas son de un azul turquesa bruñido y tienen una nitidez que permite ver el ancla del barco a 10 metros de profundidad, desde la superficie. El viento alisio que sopla sin interrupción, día y noche, refresca el ambiente y es bastante usual estar anclado con un buen fuerza 5 que puede durar varias jornadas sin dar tregua. Este viento hace que la vida a bordo sea agradable porque refresca el interior del barco, algo que a la hora de dormir o cocinar, se agradece.

El Cayo de Agua está formado por dos pequeñas islas coralinas unidas por una lengua de arena blanca o istmo de coral donde la mar refulge al precipitarse bajo los rayos del sol. Se encuentra deshabitado de presencia humana pero sus fondos están habitados por numerosas especies marinas protegidas ya que los Roques son una reserva natural.

Los antiguos pobladores del Cayo de Agua y visitantes ocasionales, pescadores y navegantes, podían obtener agua dulce de unos huecos excavados en la superficie del cayo y que, en este caso, aún existen. El nivel del agua de mar determina la cantidad de sales disueltas en los huecos u hondonadas tambien llamadas lentes de agua. En consecuencia, la subida del nivel del mar debida al cambio climático comprometerá la supervivencia de muchos pequeños poblados ubicados en los atolones del océano Pacífico por el aumento de la salinidad de estas pequeñas reservas de aguas.

Un ejemplo: de un pozo excavado en el suelo, se extrae agua dulce en Oeno, un pequeño atolón ubicado cerca de Pitcairn Island.

Foto: NASA



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