Agua dulce a bordo

La ducha pelágica y otras técnicas

 

 















En una travesía oceánica a bordo de un pequeño velero, como puede ser un barco de 10 metros de eslora, el agua dulce no abunda. Esto es debido a que el espacio disponible en el interior para estibar tan preciado líquido, es reducido. El agua suele ir alojada en uno o varios depósitos y se distribuye hacia los grifos de la cocina y lavamanos, a través de una red de conducciones, generalmente de plástico. 





En algunos lugares como son pequeñas o medianas islas, atolones o poblaciones en el continente con problemas de abastecimiento, el agua escasea y y no es fácil rellenar los depósitos, si tenemos la necesidad de hacerlo. 

A menudo, la posibilidad de permanecer en un lugar remoto viene limitada por la capacidad de disponer de agua dulce ya que, cómo todos sabemos, es imprescindible para beber, cocinar y para lavarse (al menos los dientes, cuando estamos realizando una navegación de altura, como puede ser, la travesía de un océano).
Por otro lado, si cargamos más de la cuenta el barco, las capacidades marineras de la embarcación pueden verse mermadas, por el sobrepeso.
Una alternativa que adoptan muchos barcos es la posibilidad de llevar instalada una desalinizadora, pero, en barcos pequeños, por espacio y consumo eléctrico, a menudo no ses viable.


Mantenimiento de depósitos de agua




Algunos consejos

Pensando en una travesía larga o en la vida en el fondeo, lejos de grifos y marinas, en verano, o sea, en clima caluroso, dónde sea que estemos.

 

Cocinar 

 

Hay navegantes que usan una pequeña cantidad de agua de mar para cocinar, mezclada con agua dulce, y así pueden ahorrar de la que llevan a bordo. 

Pero, por ejemplo, yo misma sólo lo haría en caso de necesidad porque la comida cocinada con agua de mar, resulta con un sabor a mar bastante remarcable y no combina bien con determinados alimentos, pero todo es cuestión de gustos y de costumbres. 
Recuerdo unos espaguetis hervidos con agua de mar, en plan experimento. El resultado era muy salado y con un sabor a mar muy intenso, difícil de digerir y de olvidar.

Es muy practico instalar una bomba de pie de agua de mar en la cocina, porque nos servirá para poder fregar los platos, sin restricciones de agua y sin gastar nada de energía eléctrica de nuestras baterías. Si queremos que queden brillantes, haremos un último aclarado con agua dulce.


Ducha 


Ducha en cubierta a diario de agua de mar, un par de enjabonadas, (mejor con jabón para agua salada y respetuoso con el medio marino), con numerosos aclarados de agua de mar, y luego roción (o rociada) de agua dulce por todo la anatomía propia, con un pequeño rociador de los que se utilizan para las plantas. Bombeas el aparato hasta que hay presión y luego sale el agua muy pulverizada, por lo que se gasta muy poca en cada uso. Para el cabello largo, no es una maravilla pero no está mal. Sistema básico pero económico, se gasta muy poca agua y no tienes la sal en la piel todo el día.
Ahora utilizo en mi barco una ducha solar que costó unos 12 euros, se expone al sol y puedes tomar una ducha caliente, en cubierta, aunque solo caben cuatro litros de H2O. Lujazo por un precio irrisorio.
Si hay posibilidad de hacer agua fácil, entonces, ducha en popa con agua dulce, procurando no gastar ingentes cantidades de agua.
Si atracas en una marina, duchas en tierra.

Lavar ropa 


 

















Yo nunca uso agua de mar. Procuro llevar ropa suficiente para cambiar varias veces y la acumulo hasta llegar a una fuente de agua dulce o mejor, una lavandería. Me estoy refiriendo a navegar en verano o en el trópico, donde hace calor, la ropa es ligera y no ocupa mucho, ojo.

Personalmente, me incomoda muchísimo la ropa salada, da un sudor pegajoso muy molesto. 
Si guardas ropa lavada con agua de mar, en un cajón, ojo, la sal que lleva, absorberá humedad y pueden aparecer moho. 



Cambio de chip


Ahorrar agua es también una manera de llevar un modo de vida más sostenible. 
Al principio, puede ser un poco sorprendente acostumbrase porque estamos muy habituados a gastar litros y litros fácilmente en nuestras casas, pero luego te habitúas y ves que, en la realidad, la mayoría de las veces derrochamos agua potable, de la manera más banal.