Nueva Tabarca, una isla en invierno

Hola: retomo el blog después de unos meses sin actividad debido a estudios, trabajo, familia pero con ánimos renovados para seguir compartiendo contenidos seleccionados que puedan ser interesantes para los lectores y seguidores

La isla de Tabarca es una pequeña porción de tierra frente al cabo de Santa Pola. Además de ser reserva marina protegida guarda en su calles y caminos polvorientos pedazos de historia que explican la manera de vivir de una comunidad mediterránea estrechamente vinculada al mar desde tiempos pasados. En la actualidad las cosas han cambiado y el turismo es la principal ocupación de los tabarquinos. 
En el siguiente texto se narra la transición de una manera de vida a otra, espero que disfrutéis  de su lectura. Fue escrito por Martine y Jean-François Garry, traducido por Pilar Ferrández Bañón y publicado por la revista "Le Chasse Marée" www.chasse-maree.com
Muchas gracias a todos ellos por permitir su publicación.
¡Ah! Me olvidaba, mis antepasados paternos provienen de esta isla donde el salitre y el olor a mar están presentes en cualquier rincón o paisaje. Por eso Tabarca representa algo muy especial para mí. 
 
En 1971, tres jóvenes franceses se embarcaron en un pequeño balandro para ir a pasar un invierno en Tabarca, una isla al sur de Alicante. Querían rodar un documental sobre una comunidad de pescadores que vivían apartados del mundo moderno. Llegaron justo a tiempo, porque las primeras señales de cambio, empezaban a aparecer.
Delante de la garita que se encuentra en el muelle del puerto de Santa Pola, un gran catamarán de motor, sin alma, de color violáceo, está amarrado. Promete una« súper visión submarina »... Tabarca : estamos de vuelta. El tiempo cambia las cosas y los paisajes. Ni la isla que hemos conocido, ni nosotros, somos los mismos. Las imágenes que descubriremos nos servirán de puente hacia aquellas que vimos, y que nuestra memoria conserva a pesar del paso de los años.
Pedimos dos billetes para esta isla situada a unas diez millas al sur de Alicante, enfrente de Santa Pola.
• ¿Hay un barco que solo haga la travesía?
• Si no queréis ver los peces, no tenéis más que quedaros en cubierta . No hay obligación de verlos.
Un poco sofocados, embarcamos. La isla posee el título de primera reserva marina española desde 1986, sus aguas transparentes están protegidas. Desde cubierta, vamos descubriendo poco a poco la silueta alargada de la isla, aun cubierta por una ligera neblina. Parece un caimán.
Al acercarnos, el barco aminora y como por arte de magia, muchísimos peces amansados por tantas travesías alimenticias, saltan alrededor del barco y devoran, salvajemente, las cortezas de pan que amerizan y desaparecen enseguida de la superficie. Fin de la comida.
Prosigue la travesía hacia Tabarca y llegamos a puerto. En el muelle no hay ningún barco de pesca, ¿ya no hay pescadores? Las canoas, barcos para turistas, ocupan el puerto junto con la lancha de la Guardia Civil.
Desembarcamos, aprensivos, de incógnito, arrastrados por la manada que se da prisa en ir a descubrir el lugar. En mitad del muelle nos paramos para contemplar el mar y prepararnos mentalmente a la vuelta a esta isla. Con tranquilidad, volviendo a descubrir este horizonte, con el corazón latiendo muy fuerte, inquietos por éste volvernos a encontrar.
A la izquierda, nada ha cambiado. El campo se estira, intacto, pelado, desierto hasta la punta Este, hacia el cementerio. A la derecha, las piedras de la muralla, rodean el pueblo y la puerta monumental se traga a los visitantes. En medio, la playa cierra el ansa. La visión es dolorosa, ¿qué le han hecho a Tabarca?, el espacio está ocupado por bares-restaurantes, y, ¿qué hacen allí todos esos patines varados en la arena?. En lo alto de la playa, el antiguo almacén de la almadraba, donde se guardaban el material y las anclas, ha sido totalmente renovado. Un museo ha sido creado. Al entrar, hacemos participe al guía de nuestros secretos. Le murmuramos, como hablándonos a nosotros mismos, que habíamos estado en esta isla, entonces abandonada, todo el invierno 1971 y que ahora, estábamos muy emocionados.